jueves, 1 de marzo de 2018

El favor (LV - XV)

Daniel Trujillo, alias Dany Trejo, se hallaba sentado, de espaldas a la puerta, en el despacho de su jefe sin saber aún qué iba a decirle. Estaba claro que necesitaba su apoyo para lo que pensaba hacer. Pero no quería meter al director del departamento en el ajo. Cuando Vicente Restrepo, alias El Súper, llegó y vio la figura encorvada de su subordinado más veterano, supo que algo serio ocurría. Cerró la puerta de golpe, para hacer notar su presencia, y se sentó a la mesa frente a Dany. Este dio un respingo y se volvió hacia su superior inmediato.

—Tú dirás— le soltó Vicente. Llevaban los dos muchos años trabajando juntos como para andarse con rodeos.
—Vicente, tenemos un problema muy gordo y necesito tu ayuda.
—Ya veo. ¿De qué se trata?
—Ese es el problema. No sé si debo contártelo. Llevo dos días pensando qué decirte. Incluso había inventado una trola. Pero no puedo.
—¿Pero qué es lo que necesitas?
—No quiero dejarte en la inopia. ¿Es seguro este despacho?
—Razonablemente. Esta misma mañana han hecho un registro en busca de micrófonos y cámaras.
—Toda precaución es poca. Activa el chisme ese.
—Hecho— Restrepo puso en marcha el inhibidor de frecuencias y el generador de ruido blanco.
—Se trata del bosnio, Vicente.
—¿Qué pasa con ese?— El Súper palideció ante la sola mención de ese nombre.
—¿Que qué pasa? Que ha vuelto.
—¿Es seguro?
—Tan seguro como que estamos aquí tú y yo hablando.

Vicente Restrepo se levantó y se fue hacia su derecha. Tocó un diminuto botón y un panel de la pared se deslizó dejando al descubierto un servicio de bebidas alcohólicas. Sus manos temblaban aún cuando destapó la botella del whisky haciendo tintinear el cristal. Se sirvió un poco con hielo y lo apuró al momento.

—¿Todavía le das al Legendario con soda?— inquirió mirando a Trujillo. Pero no esperó a que este contestara. Regresó a la mesa sin preocuparse por que el panel siguiera abierto y le sirvió una generosa cantidad de ron. Luego se sirvió a sí mismo otro whisky, ahora doble. Tomó un sorbo y entonces se desahogó. —¡Hijo de la gran puta!— soltó. —Y yo que pensaba que nos habíamos librado para siempre de ese gusano asqueroso.
—Esta vez es peor, Vicente— Dany probó su bebida e hizo un gesto de aprobación con la cabeza. —Dentro de poco estará en condiciones de causar problemas graves en toda Europa. Tenemos que pararle los pies cuanto antes.
—Le creo capaz de todo. ¿Cómo piensas hacerlo?— Vicente se humedeció los labios en el whisky con la mirada ausente.
—He pensado en crear un Grupo DOA, Ala 25—. Los Grupos DOA, Ala 25, o Grupos KA para abreviar, se crean para encargarse de realizar aquellas actividades que requieran medios, procedimientos o técnicas especiales; acciones encubiertas, seguimientos, infiltraciones, acciones no convencionales, penetración de domicilios o embajadas para colocar micrófonos, etc.
—Buff, eso no será barato— repuso Vicente dejando su baso a un lado, —y no creo que el director nos autorice fácilmente.
—Ahí llegamos al punto clave— Dany se inclinó en la silla dejando su baso sobre la mesa. —El director no debe saber ni una palabra de esto. De ello depende el éxito del proyecto. Ni el director ni nadie de arriba debe enterarse.
—¿Piensas que podría volver a ocurrir lo de Ana María Porter?
—Precisamente. ¿Recuerdas que su teléfono no apareció tras el accidente? Y sin embargo alguien accedió desde él a los datos de la Operación Bola de Cristal minutos después de que ella hubiera fallecido. Y allí estaba todo. Nuestro equipo externo, lo que sabíamos entonces... todo.
—El muy cabrón siempre ha tenido recursos.
—Y es muy bueno con el arte del disfraz. Varias veces nos dio esquinazo caracterizado como anciano, o con otros personajes.
—Sí. Estoy de acuerdo contigo en que se necesita un grupo dedicado y que cuanta menos gente sepa de su cometido, tanto mejor— tomó el baso de whisky en sus manos y haciendo girar el líquido. Entonces preguntó: —¿Algo más?
—Eh... Ah sí. Se me olvidaba. Quiero que transfieras temporalmente a estas personas al grupo, es decir, cuando se haya creado. Son los que destaparon el pastel. Desde entonces han estado trabajando en esto ellos solos. Son una mujer y un hombre, de operaciones. Bueno, el hombre está en estos momentos ingresado en el hospital.
—¿Su condición tiene algo que ver con el caso?— dio otro sorbo al whisky.
—Totalmente— la cara de Dany se tornó sombría.
—¿Y cómo es que sigue con vida?
—Creo que no quisieron matarle en ningún momento. No se explica de ninguna otra forma.
—Por eso digo. El asesino ese tiene fama de no dejar ningún testigo con vida.
—Necesito que liberen a la chica de sus obligaciones inmediatamente. ¿Será mucho problema?
—Dalo por hecho. ¿Alguna cosa más?
—Nada.
—¿Quién será el director del grupo?
—Yo. ¿Algún problema?
—Ninguno— Vicente Restrepo, alias El Súper, terminó su whisky doble de un trago y se retrepó en su sillón.
—Entonces lo dejo en tus manos, Vicente. Que tengo que ir buscando local, conque te dejo con tus cosas— apuró el ron y se fue hacia la puerta mientras el otro lo seguía con la mirada. Se detuvo justo antes de salir y se volvió. —Gracias por el ron— dijo sonriendo. Y se fue.


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